sábado, 15 de octubre de 2011

POR SIEMPRE VESTIDA DE BLANCO


POR SIEMPRE VESTIDA DE BLANCO

Esta es una historia que publique el 10 de septiembre y que deje en portada de blog tan solo 24 horas. La publicación de un trabajo por el aniversario del atentado a las torres gemelas del 11 de septiembre hizo que fuera desplazada y que quien entrara al blog se encontrara con esta última. Por eso reedito esta entrada para que esta historia
tenga paridad con todas las demás. 
Así que si tu ya la has leído y comentado puedes abstenerte de comentar y en el mejor de los casos si quiere comentarla de nuevo bienvenido sea.

POR SIEMPRE VESTIDA DE BLANCO

(Buenos Aires,  30 de Enero de 1872)



Dicen que Felicitas estaba feliz. Por primera vez conocía el amor. Este había llegado de la mano de un Joven hacendado con propiedades lindantes a las suyas. La casualidad hizo que el carruaje en el que ella viajaba rumbo a una de sus estancias debiera refugiarse de una tormenta por lo que  este le ofreció amable alojamiento.

Dicen que lo de ellos fue amor a primera vista. Un amor arrasante, abrazador…

Se sucedieron las mañanas de paseos juntos, tomados del brazo por los jardines, con insinúo galante entre jazmines y dalias.

Se repitieron los almuerzos matizados de cristalinas risas, divertidos de la mirada curiosa de la servidumbre que los dispensaba.

Se llenaron las tardes de arrojos literarios con la poesía propia de dos seres que festejaban en versos el haberse enamorado.

Y por las noches las caricias y besos fueron los fanales que llenaron de luz el amor que les acontecía.

Dicen que ella con sus cortos 25 años era una viuda de facciones hermosas, considerada para aquella época la mujer más bella de la Argentina. Su padre había orquestado su casamiento cuando tenía apenas 16 años con un hacendado de 51,  dueño de gran parte de las estancias de Buenos Aires.

En la sociedad de 1862 era común los matrimonios arreglados de los padres y esto no se discutía.

No fue feliz en su matrimonio, Dicen… Pero así, y todo, mantuvo fidelidad y respeto por su marido.

Hacía poco tiempo había perdido a su hijo de solo 3 años arrebatado por las lúgubres garras de la epidemia de fiebre amarilla: Poco después repite la pérdida de su segundo hijo durante el parto. Esto provoca una gran depresión en su marido quien cae enfermo. Ante la falta de herederos la nombra sucesora de todos sus bienes,  para después morir convirtiéndola en la viuda más rica y deseada de los jóvenes de alta sociedad. Uno de ellos, perdidamente enamorado de ella desde hace muchos años al conocer la noticia de su próxima boda, cumplido el periodo de luto, con el hacendado vecino, ve escaparse la idea de hacerla suya. Esto lo enloquece y se presenta en su residencia porteña para increparla y hacerla desistir de ese casamiento… 

Hubo discusiones. Hubo gritos… Y una maldita frase tirada a voz de cuello: “Te daré una y mil veces la muerte”… 

Una sola bala fue suficiente. Felicitas cae, mientras huía, con un rosetón de sangre roja brotando desde su espalda.

El agresor, Horrorizado por lo que hizo se apunta a la cabeza y se suicida. Dicen algunos…


Familiares de ella acuden por el disparo y al verla en el suelo forcejean con el victimario quitándole la pistola y ejecutándolo con dos tiros. Uno en el pecho y otro en la boca. Dicen otros…


Los documentos de los primeros peritajes se extraviaron beneficiando a ambas Familias. 

Ella muere tres días después del ataque, tras una dura agonía…

Sus padres herederos universales de esa gran fortuna mandan erigir una iglesia en el mismo lugar de los hechos.



(Buenos Aires, Hoy)

Iglesia de Santa Felicitas

Dicen que nadie quiere casarse en ella ni siquiera bautizar a sus hijos allí por la trágica historia de quien le da el nombre. Pero esto es leyenda. Si alguien entra  no encontrará en la nave principal el pasillo central que dirige al altar, las bancos cruzan de lado a lado, porque lo cierto es que jamás funcionó como iglesia, El Vaticano no concedió el permiso ni libros para esas ceremonias ya que Felicitas nunca fue declarada santa y sus padres no permitieron otro nombre para ese santuario, Por lo que se convirtió en un mausoleo donde se protegen sus restos y un cura ofrece una que otra misa. Las puertas permanecen cerradas gran parte del tiempo, cobijando patios con maleza y decenas de gatos enclaustrados.

Dicen que por las noches se  la puede escuchar llorar y que son muchas las casanderas que se llegan hasta  su frente para atar en las rejas pañuelos blancos como promesas de ventura para sus próximos matrimonios. Dicen que si se hace esto al atardecer a la mañana aparecerán húmedos por las lágrimas.

Dicen que algunas veces las campanas tañen con la iglesia vacía.

Dicen que el alma en pena de Felicitas aún recorre la iglesia llorando su trágica muerte, convirtiéndose así en uno de los fantasmas más famosos de la Ciudad de Buenos Aires y que cada 30 de enero se la puede ver vagando vestida de blanco bajo las arcadas.

Y que ese vestido blanco es lo que queda de un viejo vestido de época.

Otros que lo que viste en realidad es una túnica mortuoria blanca, más acorde con sus desgracias.

Pero, en particular, a mi no me importa lo que digan…  yo intuyo la verdad: Felicitas vuelve de su tragedia, año tras año, todos los 30 de enero vestida de blanco en su traje de novia, buscándolo a él, porque más allá de la muerte, el tiempo y la sangre derramada, su amor nunca claudicará.

Para más detalles ver Felicitas Guerrero en Wikipedia


Video corto de la Iglesia Santa Felicitas
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